Este año vamos a representar una adaptación de la obra el Cascanueces.
EL CASCANUECES:
NARRADOR 1: Hace mucho tiempo, una mañana nevada de Navidad, Clara y su familia estaban preparando una fiesta para toda la familia. Pero antes tenían que decorar el árbol de Navidad. Todo estaba listo, así que Clara y su hermano Fritz jugaban, mientras esperaban a los invitados: Clara con sus muñecas y Fritz con sus soldados. De repente, llamaron a la puerta. (suena la puerta)
MADRE: Clara ve a ver quién llama a la puerta. (Clara va a abrir la puerta)
CLARA: ¡Tíos! (abrazándoles)
TÍA: ¡Feliz Navidad, familia!
TÍO DROSSELMEYER: Feliz Navidad, Clara
NARRADOR 2: Era el tío Drosselmeyer, quien fabricaba juguetes. Todos los años les hacía un precioso juguete a Clara y a su hermano.
FRITZ: ¿Qué juguete me has hecho este año, tío?
TÍO: Este año tengo un juguete muy especial para ti, Fritz. (da el regalo a Fritz y a Clara).
MADRE: (riéndose) Más regalos no, tío Drosselmeyer.
NARRADOR 3: Cuando Fritz estaba abriendo su caja, vio un ratón guerrero dentro. Clara abrió su regalo muy emocionada y el regalo era un cascanueces. ¡Clara amaba a su cascanueces! A su hermano Fritz le gustaba más el juguete de Clara:
FRITZ: ¡Déjame jugar con él! ¡Quiero este!
NARRADOR 4: Le dijo, mientras intentaba quitárselo a Clara. Tiraron tan fuerte de él que se acabó rompiendo.
CLARA: (llorando) ¡Ha roto mi Cascanueces!
TÍO DROSSELMEYER: Yo lo arreglaré, pero tienes que dejarlo bajo el árbol de Navidad toda la noche, ¿vale? Solo así funcionará la magia. (Se lo da a Clara).
NARRADOR 5: Clara al irse a la cama, se olvidó del Cascanueces. Se despertó de repente a la medianoche, recordando su juguete.
CLARA: ¡Mi cascanueces!
NARRADOR 1: Bajó las escaleras y lo encontró donde lo había dejado. Lo abrazó y se quedó dormida junto al árbol con el cascanueces en los brazos.
NARRADOR 2: Poco después, Clara oyó un ruido extraño. Cuando abrió los ojos vio que el ratón guerrero había cobrado vida. Este ratón sacó su espada y se aproximó a Clara. De repente, había un montón de ratones detrás del Rey Ratón. ¡Todos iban a atacarla! Al levantarse, Clara se dio cuenta que era tan pequeña como ellos. Empezó a temblar de miedo. En ese instante, el Cascanueces también cobró vida y fue a llamar a los soldados:
CASCANUECES: Escucharme, Clara tiene problemas. Tenemos que ayudarla. Vamos, ¡seguidme!
NARRADOR 3: Desde la otra esquina de la habitación, se escuchaban a los soldados de juguete de Fritz, yendo hacia los ratones a salvar a Clara. En cuanto llegaron, hubo una lucha entre los ratones y los soldados. Pero había más ratones que soldados. Clara se escondió detrás del árbol de Navidad asustada. Mientras, el Cascanueces fue herido por el Rey Ratón.
CLARA: ¡Oh, no! ¡Mi cascanueces!
NARRADOR 4: Así que lanzó su zapatilla al Rey Ratón. El Rey Ratón cayó al suelo. Todos los otros ratones huyeron al ver caer a su Rey Ratón y se lo llevaron. Los soldados habían ganado la batalla. Clara corrió hacia el Cascanueces:
CLARA: (llorando) Por favor, Cascanueces, abre los ojos.
NARRADOR 5: Entonces, el Cascanueces por arte de magia se transformó en un joven príncipe.
CLARA: ¿Quién eres tú?
CASCANUECES: ¿No me reconoces? Soy el Cascanueces. Has roto el maleficio, yo soy un príncipe. El ratón había lanzado un hechizo mágico para convertirme en Cascanueces para siempre. Me has rescatado. Ven conmigo.
NARRADOR 1: Antes de que Clara pudiera contestar, hubo verdadera magia en el salón: empezaron a bailar flotando en el aire y las golosinas bailaban también alrededor de ellos, acompañados de un sonido de flauta. Con felicidad, Clara cerró los ojos.
PADRE: (acercándose a Clara) ¿Clara? (Clara abre los ojos) ¿Clara, has dormido aquí toda la noche?
CLARA: (confundida) ¿Qué? ¿Dónde está el Rey Ratón? ¿Y mi cascanueces?
PADRE: Lo tienes en la mano, Clara.
CLARA: Pero… Todo parecía tan real…
FRITZ: ¡Se ha vuelto loca!
NARRADOR 2: Clara se dio cuenta de que estaba de regreso en su casa junto al árbol y que el Cascanueces estaba en sus brazos de nuevo en su tamaño original. Los soldados de juguete de Franz estaban tirados por el suelo.
TÍA: Clara, ¿por qué no guardas el Cascanueces en un sitio seguro y vienes a desayunar?
NARRADOR 3: Clara se preguntó si todo había sido un sueño. Afuera podía oír el sonido de las campanas. ¡Era el día de Navidad, la época de la magia, y nunca se había sentido tan feliz!
(el Cascanueces guiña un ojo a los espectadores)
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