Comenzamos el recorrido en la cabaña del Retiro donde nos dijeron que para poder pasar necesitabamos una contraseña. Las pistas de la contraseña las lograríamos en diferentes pruebas.
La primera nos llevó hasta la Rosaleda. Por el camino estuvimos viendo los árboles tan magníficos que hay, como un enorme eucalipto que olía genial.
También estuvimos oliendo las rosas tan bonitas que forman este jardín. ¡Con mucho cuidado de no pincharnos con las espinas!
En el centro de la Rosaleda resolvimos un puzle sobre la polinización de las abejas y lo importante que son para qe sigamos teniendo plantas. Nuestra primera pista fue la letra A.
Después jugamos el pañuelo del reciclaje. Teniamos que coger el pañuelo del color del contenedor donde tiramos cada uno de los resíduos.Nuestra segunda pista fue la letra A.
Y al finalizar hicimos una parada para almorzar.
Después de recuperar fuerzas dimos un paseo observando a los animales y plantas y cruzamos un bonito puente.
Al otro lado nos esperaba la caza de la ballena, un juego de pillar donde comprendimos la necesidad de no cazar sin medida a los animales, pues los llevamos a la extinción. Nuestra pista fue la J.
La siguiente prueba fue atravesar una barrera de contaminación, incendios... para crecer de semillas a unos grande árboles que son los pulmones verdes de nuestro mundo. Esto nos hizo pensar que si hay mucha contaminación y muchos incendios es muy dificil que los árboles puedan crecer, y si quedan pocos cada vez trendremos menos pulmones verdes para darnos oxígeno. La pista fue la B.
La última prueba nos hizo mover las neuronas, fue un concurso de animales. Había que estar muy atentos para no repetir ningún animal y decir tantos como conociéramos. La pista fue la E.
Y todos juntos obtivimos la contraseña: ABEJA.
Muy contentos volvimos a la Cabaña donde nos esperaba el taller de huellas. Primero vimos vídeos y escuchamos sonidos de animales que podemos encontrar en nuestro ecosistema: lobos, ciervos, gatos monteses, nutrias, ginetas... Y con todo lo que aprendimos cada uno pudo elegir de que animal quería llevarse la huella en arcilla. ¡Qué bien nos lo pasamos creándo la huella!
La actividad se acabó, nos despedimos de los monitores y les agradecimos lo bien que nos lo hemos pasado y... ¡a comer! Ya teníamos hambre. Comimos a la sombra de unos árboles en un parque y al terminar, mientras esperábamos al autocar nos divertimos en el parque, con el tobogán, los columpios, el balancín...
Y de vuelta al colegio. Ha sido un día muy especial.
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